Repasso a vocês matéria reproduzida hoje no
jornal online da SBPC
Abrçs, Lisbeth
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JC e-mail 3503, de 02 de Maio de 2008.
8. Sobre a excelência e como conquistá-la, artigo de Nora
Bar
"A qualidade das pessoas é que determina o que se produz. De
modo que se pode ter máquinas maravilhosas, mas se não houver gente
extraordinária, não se poderá produzir ciência
extraordinária"
Nora Bär (ciencia@lanacion.com.ar) é editora
de Ciência e Saúde do jornal argentino "La Nacion", onde publicou
este artigo:
En los siglos XVI y XVII, Galileo fue
astrónomo, filósofo, matemático y físico. En esas épocas, una sola
persona -- claro que no cualquiera: ¡Galileo, nada menos! -- podía
abarcar el conjunto de los conocimientos de su tiempo.
En el
mundo globalizado de hoy, la ciencia dejó de ser una empresa
individual para convertirse en un aparato gigantesco cuyos
engranajes exceden lo puramente académico y cuyos hallazgos impulsan
no sólo el avance del conocimiento, sino también la competitividad
de los países.
A los científicos actuales ya no les basta,
como se cuenta que hizo Galileo, con asomarse a la Torre de Pisa,
lanzar dos piedras y observar cómo caen. Para alimentar la moderna
maquinaria de experimentación, capaz de bucear en el submundo de la
materia y de desmontar las piezas de la vida, se necesitan equipos
monumentales y cuantiosas inversiones que no suelen estar al alcance
de los países en desarrollo.
¿Entonces qué chance les queda
a los jóvenes David frente a los superpoderosos Goliat que dominan
el escenario científico global?
En el discurso de apertura
de la última reunión de la Asociación Americana para el Avance de la
Ciencia, su ex presidente, David Baltimore, formuló algunas ideas
que vale la pena tener en cuenta.
Baltimore ganó el Premio
Nobel de Fisiología o Medicina en 1975 (junto con Renato Dulbecco y
Howard Temin) por el descubrimiento de la enzima que en los virus
oncogénicos "traduce" el ARN en ADN. Pero además de ser un
científico brillante, fue un administrador exitoso que presidió la
Universidad Rockefeller y el Instituto Tecnológico de California, y
asesoró a los gobiernos de la India y Ruanda en temas científicos.
Contrariamente a lo que podría suponerse, para él la fuerza
de un país en materia científica no depende tanto de los equipos e
instalaciones como de la calidad de los investigadores. Entre otras
cosas, aconseja mantener un alto nivel de excelencia en la selección
de recursos humanos, impulsar el desarrollo de instituciones
pequeñas, no separar la enseñanza de la investigación y preservar la
libertad académica de los científicos. Por otra parte, insiste en
que -aun para los países en desarrollo- la ciencia básica (que no
tiene un fin definido) es insoslayable.
"Incluso si uno
tiene la intención de que sus graduados trabajen en las cosas más
prácticas, el entrenamiento que reciben en la ciencia básica es el
mejor que se les puede ofrecer", afirma durante una entrevista
publicada por SciDev.net.
"Desarrollar ciencia de primer
nivel es difícil -- dice Baltimore --. Sólo se llega a la excelencia
después de un proceso largo y trabajoso. Si uno [se limita a
comprar] una máquina, produce ciencia estándar. En investigación,
son las personas las que hacen la diferencia, haciendo cosas nuevas
y formulando nuevas preguntas. La calidad de la gente es la que
determina lo que se produce. De modo que uno puede tener máquinas
maravillosas, pero a menos que tenga gente extraordinaria, no podrá
producir ciencia extraordinaria."
En un mundo dominado por
el dinero, es reconfortante pensar que Baltimore puede tener
razón... (La Nacion, Buenos Aires, 30/4)